Tú eres, Señor, nuestro mejor
alimento
Mari Patxi Ayerra
Ahora que están de moda las recetas culinarias,
que todo el mundo busca alimentos energéticos,
simplicidad en la adquisición y preparación,
al tiempo que vitaminice y sea sabroso,
los cristianos tenemos el tesoro de tu Mesa.
Tú nos enseñaste a comer,
que es compartir con los amigos,
que es hablar la vida, incluso con los que te traicionen,
que es disfrutar juntos y que haya de todo para todos,
para, al final, sentirse unidos, compañeros de camino
y constructores de unas relaciones sanas
y una tierra nueva.
Tú que nos invitas a reunirnos en tu recuerdo
y a partir y repartir el pan unos con otros,
nos dejaste un mensaje, una misión, una tarea,
que es sentarnos a la mesa, unidos,
y hacer de la tierra entera una familia.
Cada vez que comemos tu cuerpo,
nos comprometemos contigo,
confirmamos que queremos vivir a tu manera
y que nos unimos a toda la Iglesia, tu gente,
para cumplir tus sueños de amor y fraternidad.
El que come tu Carne, el que comulga,
se aparta de otros alimentos nocivos.
Se aleja de la competitividad, no le sirve la prisa,
se aparta del poder y relativiza el prestigio.
Hazte, Señor, carne de nuestra carne
y vida de nuestra vida.
Mari Patxi Ayerra, La Palabra del Domingo y
fiestas. Ciclo B
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